A una semana del derrumbe del edificio Málaga que estaba en construcción todavía, y como es lógico, el pueblo no sale de su asombro.
Nunca habiéndose visto un suceso de esta naturaleza todos descubrimos las falencias que tenemos en diversos aspectos empezando por la fiscalización de las obras, el control del trabajo de menores de edad, las horas extras en obras, el afán de salvar inversiones por encima de la seguridad de vidas humanas (e incluso animales), la logística de rescate, la tardanza en pedir ayuda etc etc.
Se manejan varias hipótesis y especulaciones sobre la razón o las razones por las que este edificio se haya venido abajo, que si el suelo tiene una falla geológica (apoyada por el conocimiento de que este lugar hace 50 años era un curichi o humedal y que luego de una fuerte lluvia en 2006 esa parte de la calle se hundió), que si los cimientos estuvieron años a la intemperie y no se los reforzó como era debido y que se usaron zapatas en lugar de pilotes, que si se tacañeó el cemento (a raíz de la misma escasez que ha estado vigente por meses), que si hubo errores de cálculo (lo cual le parece improbable a la mayoría de las personas dada la experiencia del Ingeniero a cargo). Probablemente al final de los estudios expertos se llegue a la conclusión de que esta tragedia se dio como resultado de la suma de varios factores, como es normal en todos los desastres.
Luego viene el tema del manejo del intento de rescate con vida de las personas que se encontraban trabajando todavía y a esas horas (pasadas las 2200) en la construcción. El jefe del equipo mexicano que vino a ayudar destacó que se hizo exactamente lo que ellos hubieran hecho hasta el momento de su llegada. El tema es que se pidió que llegaran algo tarde. Si bien, y de acuerdo a lo descubierto por las autopsias, las personas murieron de manera instantánea y contundente al caer la mole, de haberse traído a los expertos antes al menos se hubiera podido rescatar los cuerpos mas rápido y ahorrar la angustia de los familiares que han estado en la zona cero por tantas horas esperando noticias, albergando esperanza y finalmente reclamando celeridad y entregándose a la histeria.
Es importante recalcar que este edificio cayo en el llamado efecto panqueque, es decir cada piso cayo encima del otro sucesivamente y de acuerdo a testimonios de expertos es el tipo de derrumbe más difícil de trabajar y el que menos probabilidades de encontrar sobrevivientes tiene.
Por otro lado, fue conmovedor ver a los centenares de personas que llegaron hasta el lugar para presentarse como voluntarios para remover escombros, repartir refrigerio y mantener viva la esperanza. Las oraciones, los aplausos para cada grupo que salia y la labor conjunta de civiles y agrupaciones fueron una muestra más de la solidaridad del pueblo cruceño y del impulso humano que nos da esperanza en un mundo que a veces parece deshumanizado.
Honestamente y de corazón espero que las muertes provocadas por este suceso no sean en vano. Espero que sirvan para que todos nos demos cuenta de que las desgracias suceden cuando menos se lo espera y se tiene que estar listo, una vez más se comprueba que las desgracias y la muerte nos llega a todos por igual, lo mismo murió un niño de 15 años en su primer día de trabajo que un ingeniero de 59 con décadas de experiencia, que la seguridad en la obras se tiene que fiscalizar, igual que los horarios de trabajo, el cumplimiento de los planos, la buena calidad de los materiales, la correcta preparación del terreno y cimientos y tantas otros factores que tienen que tomarse en cuenta.
Fuente: Noticieros y periodicos
Fuente Fotos: El Deber digital